Ahora que la nueva normalidad es una realidad, ¿sientes ansiedad solo de pensar en ir retomando la vida que tenías antes?, ¿te da miedo algo que era tan rutinario como coger el transporte público?, ¿abandonar tu casa supone para ti salir de tu refugio o zona de seguridad? Si tu respuesta a alguna de estas preguntas ha sido “sí” estás en el lugar adecuado.
Queremos acompañarte en este proceso. Por ello, te presentamos algunos trucos que te resultarán de ayuda para manejar la ansiedad que puede aparecer durante la reincorporación a la rutina.
La ansiedad no es otra cosa que un aumento del nivel de activación de nuestro cuerpo, que se produce cuando nos encontramos en una situación amenazante.
Las personas sentimos esta activación a varios niveles: nivel fisiológico, nivel mental y nivel comportamental.
Estos niveles suelen estar activos de forma simultánea, pero dependiendo del caso, podemos notar más activo un nivel que otro.
Aunque no siempre nos atendamos conscientemente, el cuerpo es un experto en generar las primeras señales que indican que está apareciendo una determinada emoción.
Así, los cambios más frecuentes que se dan en nuestro cuerpo cuando tenemos ansiedad son: taquicardia, dificultades para respirar, opresión en el pecho, tensión muscular, mareos, pinchazos, visión borrosa, etc.
Por su fácil aplicación y la rapidez con la que se aprende, una de las técnicas más utilizadas para reducir o calmar los síntomas físicos de la ansiedad es la respiración profunda.
Los pasos para ponerla en marcha serían los siguientes:
Lo ideal es repetir este ejercicio un par de veces al día durante 5-10 minutos. Cuanto mayor sea el entrenamiento, más fácil lo tendrás para aplicarlo en situaciones difíciles.
Se considera que una persona tiene ansiedad a nivel mental cuando se encuentra muy preocupada, rumia y da muchas vueltas a determinados pensamientos, se muestra hipervigilante o presenta pensamientos irracionales. Estos últimos aparecen en todos nosotros en algún momento de nuestra vida.
Los más frecuentes son:
Existen tres preguntas clave que podemos hacernos para intentar encontrar pensamientos alternativos que nos generen menos ansiedad y más autoconfianza.